YO NO TENGO PROBLEMAS

Queridos todos

Elsa Frost

Hace meses que me siento ante el ordenador y fumo. Pasan las horas, los días, pero no avanzo. O creo que no avanzo mientras escribo. Pienso en mi desgana.

Ya no cuestiono, más bien obedezco. Sentencio con frases cortas y precisas mientras busco el subrayador de la imaginación para escribir nuestros nombres en Facebook pero no lo encuentro.

Las habitaciones de la 6a planta del Jobcenter de Neukölln son exactamente iguales a las de la 4a planta. Ni un cm más, ni un cm menos.

Tomé la bici y recorrí parte del camino que hago casi a diario.  Subí por las escaleras, cualquiera de las cámaras de seguridad corroboraría mis palabras. Incluso me pasé la puerta 056 y tuve que volver sobre mis pasos para sentarme en el único asiento libre. Era un banco de dos plazas enfrentadas entre sí, en un zigzag, bastante incómodo. Escribo como si estuviera encerrada. Al final del pasillo había un cartel publicitario blanco.

Una mujer apareció de repente y antes de que yo pudiera si quiera darle los buenos días, me dejó caer con sutileza que ella sí había estado a su hora.

– Spanierin, eh?

Quitó el cartel.

Llegué tarde porque la impresora del Späti de abajo de casa no funciona bien. Ahora parece que le hecho la culpa a los turcos de todos los problemas, pero es verdad, ¡joder!

EN LA CINTA DE MÖBIUS

Komm runter

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Photo: SIMON BÜRGEL

Sigo negra como un calamar y tengo hambre; me apetece cenar algo ligero, como una tortilla francesa. Es menos alegre que la española sencillamente porque no tiene Kartoffel que a falta de una se escribe con dos efes.

¿Sabían que la uva Spätburgunder alemana es la francesa Pinot Noir?  No tiene nada, pero absolutamente nada que ver con la uva de Toro.

Café mejor no, que es de noche.