EN LA CINTA DE MÖBIUS

Welcome to Berlin

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Apenas he dormido. Después de currar desde las 11 de la mañana del hermoso domingo de ayer hasta las 17 horas,  en un local relativamente nuevo, me fui directa al Berghain a olvidar mis múltiples y multifunktionales penas. Sie kochen auch nur mit Wasser! Mi nuevo jefe me tangó 8 pavazos y mi nuevo compañero la mitad de las propinas.

Tras comerme un sabroso Kebab, caminé hasta la U-Bahn de Moritplatz con la firme intención de pasar de todo. He llegado a un punto en el que prefiero cobrar mal, a no ganar ni un triste Euro.

En la estación la máquina expendedora de billetes se conjura contra mi (¿se dice así?) y me hace perder uno de esos trenes amarillos que no esperan a nadie. Del último vagón salieron dos Fahrkartenkontrolleure con un turista sin billete al que dejaron marchar al cabo de un rato. Faltaban 10 minutos para las seis de la tarde. El próximo tren estaba al caer y me dio por recorrer el andén, hasta el punto ciego donde se escondieron esos dos.

– So macht ihr das Geld, eh?

El tipo más gordo me dio la bienvenida a esta nuestra extraña ciudad, mientras guardaba nuevamente el fajo de billetes en el bolsillo exterior de su chaqueta.  Todavía no es mañana, por lo que no me callé. Al enano le dio por entablar conmigo una conversación absurda, que continuó en el interior del vagón. Menudos hijos de puta.

Bist du alleine?

Las dos criaturitas que tenía delante no pudieron entrar. Le solté mi edad, aunque lo cierto es que el gorila de la puerta no me la preguntó.

– Es ist eine super Älter!

Las dos primeras horas no hice otra cosa que bailar. Mi compañera de piso apareció en cuanto dejé de buscarla. Para entonces ya estaba enganchada del brazo de un guapo de dos metros, quien me invitó a una primera cerveza. El resto de la noche pagamos a escote.

Mi madre no me va a perdonar, pero me tengo que colgar otra merecida medalla.

 

EN LA CINTA DE MÖBIUS

Die Zielgruppe

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Mi Wilma y yo – o yo y mi Wilma –  lo mismo me da, que me da lo mismo – hemos decidido cambiar de estrategia, está claro que no podemos con el enemigo y tampoco es cuestión de darse siempre con la misma piedra. Además los empresarios alemanes no son tan de fiar. Al menos los que yo he conocido. A los hechos me remito. Sigo de los nervios, ¡jolín!

¿Así se hace el dinero? ¿Maltratando a los trabajadores y engañando a todo el mundo? Qué ascazo de todo, oyes.

– Warum finde ich keinen bessern Job?

Seguro que mis amigos de Neukölln no me leen, aunque deberían. A mi sigue sin cuadrarme nada.

EN LA CINTA DE MÖBIUS

jueves santo

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Hay dos baras de medir. Al menos es fue lo (último) que me dijo la madre que me parió. Y hay camisas de once baras, no podría estar más de acuerdo.

Menos no siempre significa más, la Paca está equivocada. ¿En serio podemos ser tan necios como para negar que estamos cambiando? Yo diría que hasta evolucionando.  Huhuhu.

Actualmente tenemos una oportunidad de la ostia para comunicarnos. De eso se trata, copón. Sin comunicación no hay progreso. La comunicación es la clave de todo. No creo que les esté descubriendo nada nuevo, ¿o sí?

Vivo en una Wohngemeinschaft con otras cinco personas. Tengo suerte y lo sé. Entre todos hablamos más de 7 lenguas. No estoy tan perdida, ni todo es tan terriblemente azul como los otros quieren creer. Escribo en primera persona y a veces pienso en plural. ¿Porqué leches tengo que resignarme a escribir bien y vivir mal?

No siempre digo lo que pienso. El breve espacio en que no estás, plis, plas. ¿Y qué más da si nos equivocamos? Sabemos rectificar nuestros errores. No somos fascistas, eso se lo aseguro. Somos pobres. Pobres de remate. Pobres de clase media. Me sentiré estafada pero no soy ninguna estafadora. Quiero cambiar cosas de sitio. Poner Madrid más cerca, yo qué sé.

No quiero hacer apología ni de las drogas, ni del Facebook. La imaginación no tiene límites, papá.  A todas horas nos la estamos midiendo. Pero tampoco voy a dejar de escribir de lo que se me antoje. No me da la puta gana de pasar hambre, ¡jolín! Como tampoco me da la gana de poner la otra mejilla como el buen cristiano, ni voy a dejar que nadie me coma la moral. Insisto. Si los otros no tuvieran nada mejor que hacer, podrían comerme el coño tan maravilloso que tengo.  Als Vorspeise. 

Mi casa no será un castillo, pero se le parece. Meine Meinung nach… es una auténtica mierda el mundo que hemos heredado. No voy a morir por mis ideas, eso lo tengo muy claro. Prefiero morir por cualquier otra cosa en cualquier otro momento.  Ahora me viene fatal.