Photo: XAN MEDINA
En mi último Email, escrito el 3 de julio de este impredecible 2015, le pregunté a mi Vermittlerin por las consecuencias de nuestras acciones.
Por un error gramatical, tan habitual en esta época del año, en lugar de cuáles (son las consecuencias de nuestras acciones) escribí dónde (están las consecuencias de nuestras acciones).
También le consulté un tema que me venía preocupando desde hace bastante tiempo: el supuesto fraude de mi vorletzte empleador.
¿Creen que la mujer se interesó por mis oraciones?
Frau Schwarz no dijo ni mu.
Si antes estaba (muy) cabreada, ahora estoy (algo) deprimida. Creo que nunca entenderé del todo porqué en mi barrio (Neukölln) se persigue a los trabajadores en lugar de a los empresarios – al menos a los cabrones por muy guapos que sean – aunque me alegra constatar que, efectivamente, cualquiera de nosotras dos puede escribir sobre lo que se nos antoje.